Mollendo es un pueblo tranquilo, excepto cuando lo invadimos en masa cientos de miles de arequipeños bulliciosos y acostumbrados al destello de las luces, sordos ya al rumor del mar que acaricia las playas apenas a unas cuadras de cualquier lugar. Magnífico mar, olvidado diligentemente tras un millon de cervezas.
Un poquito de tarde y un poquito de noche, los trippers recorrimos el silencioso Mollendo de nuestros recuerdos, lejos de la locura del verano y las multitudes. Siempre es posible sorprendernos un poquito con las viejas casas de madera, las bonitas plazas donde la gente aun se reúne a ser social y verse con los amigos, en un lugarcito apartado de todo nueve meses al año.
Un poquito de tarde y un poquito de noche, los trippers recorrimos el silencioso Mollendo de nuestros recuerdos, lejos de la locura del verano y las multitudes. Siempre es posible sorprendernos un poquito con las viejas casas de madera, las bonitas plazas donde la gente aun se reúne a ser social y verse con los amigos, en un lugarcito apartado de todo nueve meses al año.
Aún tenemos pendientes muchas historias con Mollendo y la costa de Arequipa, y es seguro que volveremos por aquí con nuestras cámaras y nuestras ganas. Solo esperamos que esta vez las heladerias no cierren temprano.
Estuvimos juntos y contentisimos en esta aventura mollendina Jorge Bedregal, Vero Garcia, Reynaldo Bedoya, Angelica Mendoza, Diana Calle, Katherine Valcarcel, Daniela Fernandez y Enrique Durand.
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